Ya no es un problema del futuro ni de las grandes potencias. Comenzar a cuidar (y sanar) el medio ambiente es un trabajo en el cual todos nos debemos involucrar, sobre todo cuando Chile lidera en Sudamérica como el país que más basura genera por persona. Para contrarrestar este fatal dato, acá unos consejos prácticos para empezar.
Y aunque el escenario es desafiante y las cifras juegan en contra, seguimos siendo una humanidad con mucha suerte, porque aún hay un espacio de tiempo para revertir la contaminación, el derretimiento del hielo en el Ártico, la disminución sostenida del agua potable y, sobre todo, aún podemos adquirir una conciencia medio ambiental y hacerla parte de nuestras vidas.
Realidad que impacta aún más luego de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) da cuenta y alerta —hace poco más de cuatro meses— que al planeta como lo conocemos, le quedan 31 años de vida. En otras palabras: en 2050 la Tierra será inhabitable si seguimos igual.
¿Sabías que cada persona en Chile produce en promedio 456 kg de basura al año, superando a países vecinos como Brasil (383 kg), Uruguay (376 kg) y Argentina (341 kg)? Para mejorar estos números y empezar a actuar hay que entender, primero que todo, que una estrategia ecológica está compuesta por tres variables, que también son conocidas como las «tres erres»: reducir – reutilizar – reciclar.
Reducir
Hacer uso de la menor cantidad de recursos naturales posibles, es decir, hacerlo de manera sustentable, porque la idea no es que no se consuma nada, sino que generar cambios simples pero importantes, como: no dejar corriendo la llave del agua cuando te lavas los dientes, moverte por la ciudad en bicicleta o en el transporte público, en la oficina imprimir por las dos caras de una hoja o comprar alimentos en almacenes con frascos de vidrio.
Reutilizar
Es el ejercicio que permite volver a utilizar productos desechados y darles un mismo uso o diferente a aquel para el que fueron creados. El objetivo es que cada producto tenga una vida útil lo más larga posible, logrando así disminuir la basura. Un buen ejemplo de esto son las ferias de intercambio o trueque, donde uno va con prendas de ropa o artefactos domésticos en buen estado, y los cambia por otros.
Reciclar
Esta última «erre» es la más conocida por todos y en ella el foco está puesto en convertir desechos orgánicos e inorgánicos, en nuevos productos o en materia prima para su posterior utilización. Los beneficios para el medio ambiente son tan buenos que vale la pena hacer el esfuerzo e incorporar a la vida los siguientes 4 puntos:
1- Identificar los puntos limpios en tu comuna y organizar la casa
-En Chile existen tres mil puntos de reciclaje repartidos a lo largo del territorio, ¿cómo llegar a ellos? Para lograrlo hay que hacer un esfuerzo personal: averiguar en internet, llamar a la municipalidad o preguntar a los vecinos dónde están ubicados los puntos limpios en la comuna de interés. Un buen aliado es la plataforma que lanzó el Ministerio del Medio Ambiente, donde es posible, y de manera muy fácil, encontrar el Punto Limpio más cercano. Solo hay que escribir la dirección y se desplegará un mapa con los detalles.
-Para lograr un buen método de reciclaje y ahorrar tiempo, es bueno replicar en la casa los basureros con los colores correspondientes de cada tipo de reciclaje (son seis diferentes) o dejar un espacio en los muebles de la cocina para así poder ordenar los desechos desde el inicio del ciclo.
-Si no cuentas con espacio suficiente para tantos basureros, una solución es partir con los principales colores presentes en todos los Puntos Limpios de Chile: azul, amarillo y verde.
-Hay que tener en cuenta a la hora dejar los desechos en el Punto Limpio, que estos deben estar limpios y secos.
-Incluir en esta práctica a los niños de la familia, para que incorporen en su rutina de vida, el reciclaje.
2- Cada desecho con su color
Azul: papeles y cartones, que se pueden encontrar en cajas o envases de alimentos. Diarios, revistas, papeles para envolver o folletos publicitarios.
Amarillo: productos fabricados con plásticos como botellas, envases de alimentos o bolsas. Latas de conservas y de bebidas también se deben depositar en estos contenedores.
Verde: envases de vidrio, como las botellas de bebidas alcohólicas. Importante no utilizar estos contenedores para cerámica o cristal, ya que encarecen notablemente el reciclaje de este tipo de material.
Rojo: desechos peligrosos como baterías de auto, pilas, insecticidas, aceites, aerosoles o productos tecnológicos. Dependiendo de cada comuna se puede encontrar, adicionalmente, algunos contenedores específicos para este tipo de materiales.
Gris: se deposita aquí desechos biodegradables como los que utilizamos al cocinar: vegetales, fruta o cáscara de huevos.
Naranja: aunque es difícil encontrar un contenedor de color naranja, estos se utilizan exclusivamente para el material orgánico. En caso de no disponer de este tipo de contenedor, se usa el gris.
3- ¿Todos los plásticos son reciclables?
Puede que te sorprendas, pero no todos los plásticos son reciclables, y dentro de los que lo son, no todos tienen el mismo proceso de reciclaje ya que están hechos de materiales distintos. ¡Que no cunda el pánico! Tanta información puede ser abrumadora, pero para saber cuáles sí o cuales no, solo hay que fijarse que en los envases haya un número rodeado por tres flechas. Los que sí se pueden reciclar son: Pet (1), PE (2), PE (4) y PP (5).
Plástico Pet (1): botellas desechables de bebidas, jugos y agua. Envases donde se transportan frutas y ensaladas. También los plásticos donde se envasan las tortas y la pastelería en general.
Plásticos PE y PP (2, 4 y 5): envases de detergentes, shampoo, lácteos y bidones de agua. Bolsas de supermercado, de tiendas o papas fritas. También tapas plásticas.
4- No olvidar los desechos orgánicos
Es el proceso de reciclaje menos conocido porque se tiene la idea de que los desechos con origen biológico —como ramas de árboles, plantas, cáscaras de frutas o verduras— no necesitan ser reciclados, ya que lo harán por si solos, y es justamente lo contrario. «Los residuos orgánicos son el 50% de la basura de una casa, si lo reciclamos estamos evitando que todo eso llegue a un vertedero. Porque cuando esos residuos terminan en un vertedero se descomponen anaeróbicamente, es decir, sin aire, y eso causa la emisión de gas metano, el cual es un gas contaminante de efecto invernadero que es 25 veces más potente que el CO2», explica Matías Bravo, creador del emprendimiento Karübag.
La práctica hace el hábito. Por eso, una vez que comiences con algunas de las tres «erres» o con todas, notarás, mejor tarde que nunca, que ya eres parte de este ciclo virtuoso que comenzará a sanar al planeta.
FUENTE: La Tercera